Para los que no lo conozcáis, este libro es de Anna Llenas, de la editorial Flamboyant. Me encantan las ilustraciones de este cuento.
Es un monstruo al que se ha hecho un lío con todas las emociones y su amiga le tendrá que ayudar a separarlas metiendo cada una en un bote para así saber que siente en cada momento.
Aborda el tema de las emociones de una manera muy divertida y amena para todos.
Cada emoción es de un color:
- La alegría es de color amarillo.
- La tristeza es de color azul.
- La rabía es de color rojo.
- El miedo es de color miedo.
- La calma es de color verde.
- El enamoramiento es de color rosa.
La educación emocional es algo que me parece muy importante de trabajar.
Con este cuento estamos aprendiendo a no esconder nuestras emociones, a conocerlas y expresarlas sin vergüenza, sin temor, a sentirnos mejor, a contar nuestros miedos y lo más importante a superarlos. A abrazar cuando alguien nos necesita, a escuchar…
Canción el monstruo de colores.
Creo que es bastante evidente que la educación emocional está en auge en los últimos tiempos. Cada vez somos más conscientes de la importancia de trabajar este aspecto desde bien pequeñit@s. Antes, no sólo no existía la educación emocional, sino que muchas veces se reprimían las emociones: los niños no lloran (y los hombres todavía menos), las niñas sí pueden (en las mujeres la tristeza está mejor vista, ellas son así) pero han de reprimir la rabia (que es más aceptada socialmente en los hombres), no hay que enfadarse, no hay que tener miedo... ¿Y por qué había que reprimir las emociones? ¿Acaso hay emociones buenas y emociones malas? Hoy sabemos que no es así, que todas las emociones son necesarias, y normales en reacción a diferentes estímulos. Hoy sabemos que si reprimimos las emociones, si no sabemos identificarlas y expresarlas, si las evitamos, sólo vamos a conseguir generar malestar e incluso intensificarlas (la tristeza se puede convertir en depresión, el miedo en ansiedad...). Hoy invitamos a los niñ@s a hablar de cómo se sienten, de sus reacciones, les animamos a contar sus miedos para superarlos, les abrazamos si están tristes y les escuchamos (es muy importante saber poner nombre a nuestras emociones y dejar de reprimirlas para pasar a expresarlas).
Nunca hay que menospreciar las emociones de los niñ@s, aunque sus miedos nos parezcan absurdos, aunque pensemos que no tienen motivos para estar tristes (¡uy, pues todo sea eso! ¡ya verás cuando seas mayor!), aunque no entendamos por qué se han enfadado. Son sus sentimientos, lo que para ellos es importante en ese momento. Hay que escucharles y acompañarles en el fascinante mundo emocional, porque si no lo hacen desde que son niñ@s, les resultará más complicado cuando sean adultos. Lo que a nosotros nos parece una tontería para ellos es lo más importante del mundo y a ninguno nos gustaría que nos dijeran que lo que nosotros sentimos no tiene valor.(www.auladeelena.com)
Os recomiendo que leáis el artículo la educación emocional es igual de importante que las matemáticas (yo diría que más importante). Me gustan muchísimo los artículos de esta página web, me siento muy identificada con ellos.
De momento le vamos a ayudar y vamos a aprender los colores, y las emociones que cada uno puede representar
(alegría, miedo, enfado y tristeza); vamos a conocernos y conocer un poco más a nuestros amigos; vamos a conocer obras de arte y piezas musicales;... y sobre todo nos vamos a divertir mientras que ayudamos al monstruo de colores.
Cuando llegamos al cole vimos que en el pasillo había unas huellas, estas huellas llegaban hasta el armario de nuestra clase.
Les dije que no me atrevía a abrir el armario, ¿de qué podrán ser esas huellas? les pregunté:
- Diego: de dinosaurio.
- Inés: de dragón.
- Paola: de cocodrilo.
- Dana: de monstruo, los cocodrilos no tienen las huellas tan grandes.
- Izán: de dinosaurio.
- Ián: de dinosaurio.
- Isaac: de dinosurio.
- José: de monstruo.
- Izán: de monstruo.
- Santiago: de dinosaurio.
- Mario Serrano: de monstruo.
- Zoe: de monstruo.
- Hugo: de monstruo.
- Leyre: de monstruo.
- María: de dinosaurio.
- Paola: de un dragón.
- Alexandro: de serpiente.
- Mario Serrano: las serpientes no tienen pies.
- Sandra: de dinosaurio.
- Mia: de dinosaurio.
- Diego: de monstruo.
- Emma: de cocodrilo.
- Inés: de pajarito.
- Lucía: de dinosaurio.
- Sofía: de monstruo.
- Valeria: de murciélago.
- Aitana: de dinosaurio.
- Mario Estebán: de dragón.
Yo no me atrevía a a abrir el armario después de que me dijeran que podían ser huellas de cocodrilo, de dragón, de monstruo... ¡qué miedo! jejeje. ¿Quién no tiene miedo y se atrave abrir el armario? La mayoría levantaron la mano y empezaron a decirme que no tenían miedo, es que los monstruos no existen me decía Dana.
Valeria como era la protagonista fue la encargada en abrir el armario. Me encanta la cara de sorpresa antes de abrir el armario. Izán nada más verlo empezó a "gritar" el mosntruo de colores.
Hemos ayudado al monstruo a deshacer el embrollo, metiendo las lanas de colores en botes.
Nos hemos llevado a casa estas marionetas tan graciosas.
Muchísimas gracias a Inés por dejarme este cuento en pop-up, yo lo tengo pero el mio es normal. En pop-up les gusta más.
Muchísimas gracias a Prado, su compi Rosario y a Sole por compratir tantas ideas para trabajar el mosntruo de colores.
Muchísimas gracias a Prado, su compi Rosario y a Sole por compratir tantas ideas para trabajar el mosntruo de colores.
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